Hay muchos tipos de cierres en bisutería. A unos nos acomodaremos más que a otros, aunque debemos tener en cuenta que muchos están destinados para una joya en específico, por ejemplo, los pendientes. Generalmente, en pulseras y collares podemos encontrar los mismos modelos de cierre. Aunque no solemos prestarles mucha atención cuando nos compramos una joya, estos son muy importantes para la seguridad de no perderla.
La bisutería y el tipo de cierres que encontramos en ella
Vamos a centrarnos, a continuación, en los cierres que podemos encontrar en collares y pulseras. Estos son mecanismos para ayudarnos a abrir y cerrar cualquier pieza de bisutería. Seguramente nos adaptaremos más a un tipo determinado, en función de las veces que lo hayamos usado. Como todo en la vida, lo manejaremos mejor en la medida en que nos acostumbremos.
Empezaremos analizando el cierre de gancho. Nos parecerá muy sencillo de usar, ya que podemos acertar a la primera. Sobre todo, si presentamos problemas de movilidad será sencillo adaptarnos a él. El inconveniente es que de igual modo que permite cerrarse sin problemas, podemos extraviar la joya, al engancharse en la prenda que nos quitemos. La ventaja es que encontramos muchos tamaños, en función de la joya que llevemos y el peso de esta.
De uno sencillo, nos vamos al que quizás sea el más complicado de abrochar, el cierre de rosca. Como decíamos antes, si tenemos algún problema de movilidad, abrir o cerrar la rosca se nos hará toda una hazaña. Ciertamente, es de los más seguros que hay y podemos tener la certeza de que llegaremos con la bisutería completa a nuestra casa.
El denominado cierre de pato recibe dicho nombre por la forma que tiene. Lo encontramos en muchas piezas de bisutería porque nos facilita su manejo y es seguro. El único inconveniente es que con el tiempo suele dar fallos, siendo, de esta forma, susceptible de que se nos abra. Lo único que debemos hacer cuando percibamos que empieza a aflojar es ir a que nos lo cambien o nos hagan un ajuste.
Los cierres con forma de anilla son muy prácticos y, en muchas ocasiones, forman parte del ornamento de la joya. Permitiendo decorados, son, además, fáciles de utilizar. Algunos, gracias a un minúsculo muelle, se cierran y abren con sencillez. Sus tamaños dependen según la joya a la que acompañan.
Otro de los cierres que aparecen normalmente decorados es el de caja. No es el más seguro, pero sí el más asequible para que funcione como ornamento. Una pieza encaja dentro de la otra, cerrándose fácilmente. Con la ayuda de una palanquita lateral, podemos abrirlo. Mediante el uso, el mecanismo tiende a aflojarse, pero siempre puede ser ajustado o sustituido.
El magnético es un cierre muy sencillo y que permite casi toda clase de joyería. Asimismo, puede ser decorado y formar parte del conjunto ornamental que representa una pieza de bisutería.
Uno de los que más acostumbrados estamos a ver es la reasa. Encontramos de dos tipos, la normal y la marinera. La primera es más pequeña y está formada por dos anillas, una dentro de la otra y que con el apoyo de un muelle, permite cerrarse, abriéndose al mover una pequeña palanca. La segunda es de mayor tamaño, además de ser decorativa. El mecanismo es el mismo, pudiendo ambas aflojarse con el uso prolongado.
Un cierre fuerte es el mosquetón, su dificultad para que se abra le convierte también en un broche más seguro. Aunque a veces no es fácil manipular la palanca, que puede estropearse con el tiempo.
Es posible que no todas nuestras amigas y amigos conozcan estos cierres de bisutería.
Compartiéndoles esta información, sin duda, nos lo agradecerán.
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